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Gobierno Corporativo: Antecedentes

  • Erich Martinez
  • 15 jun 2023
  • 3 Min. de lectura

La sociedad desde sus inicios ha interactuado de diferentes formas, no solo con su entorno, sino también estableciendo relaciones entre sus miembros, en un contexto marcado por el tiempo (la época) y el espacio (geografía). Una interacción a través de la cual la sociedad se adapta a las circunstancias propias de cada contexto, que enmarcan de cierta manera su transformación y evolución, dando origen con ello a las características de la conducta y el comportamiento de sus miembros.

Estos procesos de interacción entre los miembros de la sociedad crean la necesidad en los individuos y de ellos en su conjunto, de establecer reglas claras de juego de tipo económico, social y político, a través de las cuales se pueda mantener en armonía a todas las partes frente a lo que es justo y equitativo en relación con sus intereses, y frente a ello, a cómo se comportan (la ética) y en el marco de qué normas (la Ley), principios y valores actúan (la moral).


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En medio de este proceso de transformación y adaptación de la sociedad a su contexto, surgen maneras respecto de cómo se administran y distribuyen los medios de producción, los espacios en los cuales estos se desarrollan y/o intercambian (mercados), y los acuerdos y desacuerdos, por su propiedad y control.


Parafraseando lo dicho por Marcelo Bucheli en el prólogo del libro Los Bienes Terrenales del Hombre (Huberman, 1937):


"No en todas las épocas y culturas han regido los mismos valores, los mismos comportamientos, las mismas aspiraciones, los mismos temores, por lo que algunas características que fácilmente hoy en día pueden considerarse como propias del hombre, fueron simplemente impensables en otros tiempos. Así mismo la búsqueda de la riqueza monetaria, la aspiración de ascenso social, el afán de obtener el trabajo más respetado y mejor remunerado, la forma como se definen las diferentes jerarquías sociales y otro tipo de actitudes que alguien fácilmente podría señalar como características innatas del ser humano, son simplemente las características de los miembros pertenecientes a un sistema de relaciones sociales determinado, que ha regido en un período limitado de tiempo; características de un sistema, que logró imponer sus ideas dentro de la sociedad tras una larga y difícil lucha en contra del sistema anteriormente imperante y de los distintos intereses y aspiraciones que existen entre ellos sobre los bienes materiales".

De los procesos sociales de interacción uno de los más importantes ha sido el comercio, pues está en casi todo, incluyendo la política, la economía, la tecnología, la cultura, la sociedad y el sistema legal. No menos importante, es la función que este cumple al tener la capacidad de mejorar el nivel de vida de los ciudadanos de un país y mejorar su poder político y económico. Aunque los fundamentos del comercio no han cambiado mucho, durante el último siglo las formas en que llevamos a cabo las transacciones se han transformado por completo. En un momento, todos los negocios eran pequeñas empresas, pero tan poderoso ha sido el desarrollo a lo largo de la historia, que el comercio simple de bienes o servicios evolucionó hacia una compra y venta, que ahora no solo se lleva a cabo en línea, sino que se realiza por parte de grandes corporaciones.


Cuando de administrar estas relaciones comerciales se trata, siempre de una manera u otra, ha existido a lo largo de la historia, especialmente en el contexto de la toma de decisiones y de la administración de recursos, conflicto de intereses, entendido este como una situación en la que una persona o entidad tiene justamente múltiples intereses, y estos pueden entrar en conflicto entre sí, lo que podría comprometer su imparcialidad, objetividad o deber de lealtad hacia una de las partes involucradas.


Hoy en día, en un mundo globalizado que se caracteriza por tener una interconexión económica, social y política, el flujo de capital, tierra, trabajo, conocimiento y tecnología ha permitido, no solo que exista una fuerte interdependencia entre todos los países y sus economías, sino también el surgimiento de grandes desafíos relacionados principalmente con su impacto sobre la desigualdad y la pobreza, fruto de los intereses individuales y colectivos que no necesariamente terminan por beneficiar a las partes involucradas. Es así, como en el contexto de la toma de decisiones y la administración de recursos como se ha mencionado, el interés y el afán desbordado por la maximización del beneficio, en procura de un llamado crecimiento económico y financiero, a través del desarrollo empresarial y corporativo, se ha convertido en “el costo perverso de evolucionar” incurrido para tal fin, dados los efectos secundarios indeseables como: desigualdad económica, pérdida de empleo, desindustrialización, deterioro del medio ambiente, dependencia económica, pérdida de identidad cultural, entre otros, que se han puesto de manifiesto, sin excepción, tanto en países desarrollados, como en vía de desarrollo.


Referencias.


  1. Huberman, L. (1937). Los bienes terrenales del hombre (Vol. 14). Bogotá D.C., Colombia: Panamericana Editorial Ltda.


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