Gobierno Corporativo: Gobierno en la empresa
- Erich Martinez
- 14 ago 2023
- 12 Min. de lectura
A medida que las empresas evolucionaron como actividad económica organizada, surgió la necesidad de contar con un conjunto de procesos, estructuras, políticas y prácticas formales que les permitiera no solo funcionar para producir, distribuir y comercializar bienes y servicios, sino también para que les permitiera dirigir y controlar dichas actividades con transparencia, responsabilidad, equidad y sobre todo sostenibilidad en todas las operaciones.

A lo largo de este proceso, se han desarrollado enfoques respecto de cómo funcionan y toman decisiones las empresas, dentro de los cuales se pueden destacar los siguientes:
a. Enfoque clásico. Este enfoque se remonta al siglo XIX y principios del XX, y se centra en la eficiencia y la estructura organizacional. Los teóricos clásicos, como Henri Fayol y Frederick Taylor, desarrollaron principios de administración y gestión que buscaban mejorar la eficiencia en la producción y la organización del trabajo.
b. Enfoque de la teoría neoclásica. Este enfoque surgió como una extensión del enfoque clásico y enfatiza en la maximización de beneficios. Los economistas neoclásicos, como Alfred Marshall, desarrollaron modelos de comportamiento empresarial basados en la competencia, y la oferta y demanda en el mercado.
c. Enfoque de la teoría de la agencia. Esta teoría se centra en la relación principal-agente dentro de la empresa, donde los propietarios (principales) delegan la toma de decisiones a los gerentes y empleados (agentes). Los teóricos de la agencia, como Jensen y Meckling, exploran cómo se pueden alinear los intereses de los principales y agentes para evitar conflictos de intereses.
d. Enfoque de la teoría de recursos y capacidades. Se centra en los recursos internos de la empresa y cómo pueden convertirse en ventajas competitivas. Los recursos, como tecnología, conocimiento, marca y talento humano, son vistos como activos valiosos que pueden marcar la diferencia en el desempeño y la competitividad de la empresa.
e. Enfoque de la teoría de la estructura de mercado. Examina cómo la estructura del mercado en el que opera una empresa afecta su comportamiento. Se analizan conceptos como monopolio, competencia perfecta, oligopolio y monopolística para comprender cómo influyen en la estrategia y las decisiones de las empresas.
f. Enfoque de la teoría de la innovación y el emprendimiento. Se centra en la capacidad de la empresa para innovar y adaptarse al cambio. Examina cómo los empresarios y emprendedores identifican oportunidades y crean nuevas empresas o productos para satisfacer las necesidades del mercado.
g. Enfoque de la teoría de la responsabilidad social empresarial (RSE). Considera el impacto social y ambiental de las empresas y cómo pueden equilibrar sus objetivos económicos con el bienestar de la sociedad y el medio ambiente.
Estos enfoques proporcionan una visión de cómo ha sido la evolución de la actividad empresarial en relación con su funcionamiento y gobierno, impulsado a lo largo de la historia por cambios económicos, tecnológicos, sociales y políticos. En este sentido y en el entendido que las empresas no son solo organizaciones económicas que tienen como objetivo central obtener beneficios mediante la coordinación de recursos humanos, financieros y tecnológicos, sino también que tienen la capacidad de generar riqueza y empleos en la economía, siendo impulsoras del cambio, se reconoce a la empresa como algo más que un agente productor de bienes y servicios, que cuenta con una gestión interna administrativa que genera impacto social y no como una caja negra donde entran unos insumos que se combinan, transforman y generan un producto (García, A., & Taboada, 2012).
A este respecto, (Handy, 1993) en su artículo titulado ¿What is a company for?, plantea cómo a partir de los años sesenta, el pensamiento inicial de considerar como único fin de una empresa la maximización en el mediano plazo de las ganancias por acción, se amplía a un objetivo mayor, en donde el principal propósito, es generar un beneficio con el fin de continuar haciendo y construyendo cosas y hacerlas incluso aún mejor y a mayor escala:
“The principal purpose of a company is not to make a profit – full stop. It is to make a profit in order to continue to do things or make things, and to do even better and more abundantly” (Handy, 1993, p. 14).
No menos importante y a raíz de la anterior afirmación, este autor también incluye un concepto muy importante: la moral, pues señala que “decir que el beneficio es un medio para y un fin en sí mismo no es una sutileza semántica, sino que es un serio aspecto moral”.
“To say that profit is a means to and end in itself is not a semantic quibble, it is a serious moral point” (Handy, 1993, p. 14).
De manera más recientemente se afirma que, para la construcción de organizaciones capaces de triunfar en un mundo de cambios implacables, de competencia feroz y de innovación sin barreras, más allá del beneficio, lo que ahora importa son los valores como la innovación, la adaptabilidad, la pasión y la ideología, pues mejores procesos y modelos operacionales no bastan: se necesitan mejores principios gerenciales y comerciales (Hamel, 2012), aspectos que como se resalta, toman mayor importancia y muestran una tendencia hacia propósitos que incorporan más aspectos cualitativos que cuantitativos.
En este mismo orden de ideas (Ayala & Mandiola, 2013) sostienen que hoy las empresas y la sociedad hacen frente a nuevas realidades las cuales son experimentadas por cada uno, desde sus diferentes perspectivas:
a. Las empresas por ejemplo enfrentan escasez de recursos y materias primas, aumento de expectativas sociales, exigencias ambientales y demandas laborales.
b. Por su parte, la sociedad enfrenta fenómenos de movilidad social y es reactiva ante actividades económicas que la afectan.
En este sentido, el consenso sobre estos puntos indica que las empresas no pueden “crecer a cualquier costo”, sin considerar sus impactos y las exigencias de sus grupos de interés, pues esta relación empresa y sociedad, debe ser de coexistencia y búsqueda de beneficios mutuos y debe girar en torno a tres grandes propósitos:
a. Disminuir y mitigar impactos negativos,
b. Asegurar y cuidar recursos escasos, y
c. Crear nuevas realidades o soluciones que generen un valor superior.
Sin embargo, a pesar de todas las preocupaciones planteadas en torno a lo que es la empresa y como esta interactúa con la sociedad, el propósito por resolverlas y el reconocimiento del impacto que genera su administración en lo económico y lo social, si bien despierta el interés por adoptar mecanismos de gobernanza que garanticen una interacción justa, equitativa y transparente, aún parece estar lejos de ser una verdadera realidad, pues el desconocimiento del concepto, sus objetivos y beneficios, al no ser tan visibles e incluso tangibles como la utilidad financiera, suelen pasarse por alto, dejando al final duras experiencias y enseñanzas.
Actores del Gobierno en la Empresa
La manera como se dirige, administra y controla una empresa o una gran corporación, es decir cómo se comportan y relacionan quienes son responsables de tomar decisiones estratégicas y representar los intereses de los inversionistas (Administradores), los propietarios de la empresa que buscan maximizar su inversión (Accionistas) y quienes se pueden llegar a verse afectados por las operaciones de la empresa y tienen un interés legítimo en su desempeño (Grupos de interés), no solo es fundamental para la estabilidad de las empresas y de los mercados, sino también es clave para el bienestar y estabilidad de la economía mundial. Es por esto que el gobierno en la empresa debe facilitar la creación de un ambiente de confianza, transparencia y rendición de cuentas necesario que favorezca las inversiones a largo plazo, la estabilidad financiera y la integridad en los negocios, en aras de contribuir a un crecimiento más sólido y al desarrollo de sociedades más inclusivas (OCDE, 2016).
Desde la perspectiva de una gran corporación o pequeña empresa como se ha observado, existe un consenso respecto del objetivo de maximizar el valor, eso sí, sujeto al cumplimiento de las obligaciones financieras, legales y contractuales. Esto enfatiza la necesidad que las juntas directivas equilibren los intereses de los accionistas con los de otras partes interesadas (empleados, clientes, proveedores, inversionistas, comunidades) para lograr un valor sostenido a largo plazo para la corporación (World Bank, 2000), lo cual, sin duda alguna, dependerá de la manera como se relaciona la empresa o corporación, con sus tres actores principales: administradores, accionistas y grupos de interés.
Administradores. Si bien la maximización del beneficio financiero en una empresa es necesario, esto no resulta suficiente, cuando se requiere alcanzar algo aún más importante: el crecimiento, el desarrollo y la sostenibilidad empresarial con responsabilidad social a largo plazo. De nada sirve obtener ganancias a cualquier costo, si estas no son sostenibles en el tiempo, pero más grave aún, si estas no están fundadas en el respeto por los accionistas y los grupos de interés. Aquí, el pasar por alto la responsabilidad, la función y el impacto de la gestión directiva y administrativa, que en resumidas cuentas tiene que ver con los deberes y derechos que estos tienen, al final lo único que puede generar, es una destrucción del valor empresarial y poner en riesgo la continuidad de la empresa.
Es por esto, por lo que se esperaría de la gestión administrativa:
a. Una labor integral que debe propender por desarrollar buenas prácticas empresariales.
b. Que, bajo la tutela de un buen Gobierno, convoque los principios éticos y morales en el ámbito empresarial, gerencial y profesional, como sello de garantía, confianza y calidad, en el que descansa todo el aparato empresarial de un país.
c. Una actividad a través de la cual, los individuos en su calidad de administradores, accionistas o grupos de interés comprendan y apropien los deberes, responsabilidades y derechos, que conlleva asumir tales roles, en beneficio de la justicia y equidad para todos sin excepción.
Si bien el concepto de administrar hace referencia a la función de dirigir y coordinar los recursos de una organización para lograr los objetivos empresariales establecidos, a través de la planeación, la organización, el liderazgo y el control, existe para la administración, una gran responsabilidad ética y moral, que va más allá de cumplir con las obligaciones legales y reglamentarias, centrándose además en el reconocimiento del impacto que sus decisiones tendrán sobre los empleados, clientes, accionistas, comunidad y medio ambiente, elementos que al final suman el verdadero valor empresarial.
Accionistas. Los accionistas desempeñan un papel esencial en la creación y desarrollo de las empresas, ya que su inversión de capital y su participación en la propiedad brindan los recursos financieros necesarios, los incentivos para una gestión eficiente y el control y supervisión necesarios para el éxito y la sostenibilidad a largo plazo de estas. Es por esto que surge la necesidad de crear mecanismos que permitan equilibrar los intereses de los accionistas como aportantes de capital, con la alta dirección como encargada de administrar los recursos financieros encomendados, los empleados como responsables de apoyar la ejecución de las tareas y compromisos de los administradores, y los demás grupos de interés como depositarios de confianza frente a los bienes y servicios ofrecidos por la empresa.
Esta relación entre el Gobierno de la empresa y los accionistas es fundamental, ya que estos como se ha mencionado son propietarios de la empresa y, por lo tanto, tienen derechos y responsabilidades en relación con su inversión. A continuación, se detallan algunos aspectos clave de esta relación:
a. Protección de los derechos de los accionistas. Consiste en establecer mecanismos para proteger los derechos de los accionistas, como el derecho a participar y votar en las juntas generales de accionistas, el derecho a recibir información oportuna y precisa sobre la empresa, el derecho a recibir dividendos, entre otros.
b. Transparencia y rendición de cuentas. Consiste en promover la transparencia de la información financiera y operativa de la empresa, lo que permite a los accionistas tomar decisiones informadas sobre su inversión. Además, establece mecanismos de rendición de cuentas para que los accionistas puedan evaluar la gestión de la alta dirección y tomar medidas si consideran que sus intereses no están siendo atendidos adecuadamente.
c. Participación en la toma de decisiones. Los accionistas tienen derecho a participar en la toma de decisiones importantes de la empresa, como la elección de los miembros del consejo de administración o la aprobación de cambios significativos en la estructura o estrategia de la compañía, todo esto a través de procesos y reglas que garanticen a los accionistas su derecho a participar de manera efectiva.
d. Maximización del valor para los accionistas. Esto consiste en establecer mecanismos e incentivos alineados con los intereses de los accionistas, promover la gestión eficiente de la empresa y fomentar la creación de valor sostenible.
En resumen, el Gobierno de la empresa debe tener como objetivo asegurar que los intereses de los accionistas sean protegidos y promover una relación transparente, equitativa y basada en la rendición de cuentas entre los accionistas y la empresa.
Grupos de Interés. Definido por (Prieto, 2015) como un grupo de personas que tiene un particular interés en la empresa o que se ven afectados por las operaciones que ésta realiza, es una persona o grupo de personas, presentes y futuras, que tienen un interés en la empresa o que se ven o pueden verse afectados por las operaciones que ésta realiza. De esta forma, las personas sobre las cuales una empresa debe ser responsable y sobre las cuales debe basar su sostenibilidad, son y serán sus grupos de interés. De hecho, ellos son la base, del desarrollo y la práctica de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), la cual según (Zarate, Beltrán, González, 2020), se refiere al impacto que ocasiona una organización en el medio ambiente y la sociedad, derivado de las decisiones y actividades que desarrolla; para lo cual, asume un comportamiento ético y transparente que: contribuye al desarrollo sostenible, incluida la salud y el bienestar de las personas.
Es importante tener en cuenta, que los tipos de grupos de interés varían según el contexto y la naturaleza de la organización o proyecto. Sin embargo, a continuación, se mencionan algunos ejemplos comunes:
a. Accionistas: Son los propietarios o inversionistas de una empresa y tienen un interés directo en el rendimiento financiero de la misma.
b. Empleados: Los trabajadores de una organización son importantes, ya que su bienestar, satisfacción laboral y seguridad son fundamentales para el éxito de la empresa.
c. Clientes: Los consumidores o clientes de una empresa son esenciales, ya que sus necesidades y expectativas determinan la demanda de productos o servicios y, por lo tanto, afectan el desempeño de la empresa.
d. Proveedores: Los proveedores de materias primas, servicios y recursos son clave, ya que su desempeño y confiabilidad afectan directamente la cadena de suministro de una organización.
e. Gobierno y reguladores: Las autoridades gubernamentales y los organismos reguladores pueden afectar significativamente la operación y el entorno legal de una empresa.
f. Comunidad local: Los miembros de la comunidad cercana a la ubicación de una empresa también son importantes, ya que pueden verse afectados por las operaciones que esta realiza en términos de empleo, medio ambiente y responsabilidad social.
g. Competidores: Aunque no están directamente involucrados con una empresa, los competidores también pueden ser considerados como un grupo de interés, ya que sus acciones y estrategias pueden influir en el éxito y la posición de mercado de la organización.
h. Medio ambiente y sociedad: Quienes representan los intereses del medio ambiente y la sociedad en general son cada vez más relevantes, ya que la responsabilidad social y ambiental es una preocupación creciente para muchas empresas.
La gestión adecuada de las expectativas y relaciones con los grupos de interés es esencial para lograr un equilibrio entre los intereses de todas las partes involucradas y asegurar un funcionamiento sostenible y ético de la organización.
Aunque son muchos los factores que afectan los procesos de gobierno y de toma de decisiones en la empresa, se destaca la relación entre accionistas, administradores y grupos de interés con respecto a la separación entre la propiedad y control, situación que históricamente ha contribuido a los hitos que han marcado los cambios y avances en el mundo económico, político, social y corporativo. Sin embargo, otros factores y no menos importantes, tienen que ver con las políticas macroeconómicas, el grado de competencia dentro de los mercados de productos y factores, el entorno legal, reglamentario e institucional, la ética en los negocios y la conciencia de las empresas alrededor de los intereses medioambientales y sociales de las comunidades en las que se desarrolla su actividad, que pueden repercutir en su reputación y éxito a largo plazo.
Cada crisis o caída corporativa, a menudo, como resultado de la incompetencia, el fraude y el abuso, ha ido en contra el buen gobierno de la empresa y ha llevado a los países a través de un proceso continuo de cambio y de mejora a establecer leyes, reglamentos, instituciones y capacidades para su implementación y práctica, tanto en el sector público como en el sector privado, con el propósito no de encadenar a las empresas y grandes corporaciones, sino de equilibrar su espíritu empresarial con una mayor responsabilidad frente al respeto por los deberes y derechos de todas las parte involucradas. La aplicación sistemática de estas prácticas, leyes y reglamentos ha creado a lo largo de los años, una cultura de cumplimiento que ha ido moldeando la cultura empresarial y el espíritu de gestión de las empresas, la cual se ha acelerado con la creciente diversidad y complejidad de las decisiones, actividades y expectativas desarrolladas por los administradores, accionistas y grupos de interés. Un claro ejemplo de ello como se ha mencionado, ha sido el efecto de la globalización, la cual ha llevado a muchas empresas a adaptarse de una u otra manera para acceder a los mercados financieros internacionales en busca de nuevas fuentes de recursos y también a enfrentarse a una mayor competencia, en beneficio del crecimiento y desarrollo económico sostenido y compartido, sostenido en el sentido de que resiste los impactos económicos fruto de la interdependencia económica global, compartido en el sentido de que brinda beneficios a toda la sociedad, pues esto a la final se convierte en una ventaja competitiva fundamental para el progreso económico y social, considerando que cada vez más, los inversores individuales, los fondos, los bancos y otras instituciones financieras basan sus decisiones no solo en la perspectiva de una empresa, sino también en su reputación y su gobierno. Es esta creciente necesidad de acceder a nuevas fuentes de recursos financieros, nacionales y extranjeros, y de aprovechar el poder del sector privado y público para el progreso económico y social, es lo que ha hecho que el concepto de Gobierno de la empresa adquiera prominencia en todo el mundo (World Bank, 2000).
Referencias.
Ayala, C., & Mandiola, A. (2013). Relación empresa sociedad: ¿Coexistencia sustentable? Revista Minería, 67-70.
García, A., & Taboada, E. (2012). Teoría de la empresa: las propuestas de Coase, Alchian y Demsetz, Williamson, Penrose y Nooteboom. Economía: teoría y práctica, (36), 9-42. Recuperado en 14 de agosto de 2023, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-33802012000100002&lng=es&tlng=es.
Handy, C. (1993). What is a Company For? Corporate Governance: An international review, 1 (1), 14-17.
OCDE (2016), Principios de Gobierno Corporativo de la OCDE y del G20, Éditions OCDE, Paris. http://dx.doi.org/10.1787/9789264259171-es
OCDE (2004), Principios de Gobierno Corporativo de la OCDE, Éditions OCDE, Paris. https://read.oecd-ilibrary.org/industry-and-services/principios-de-gobierno-corporativo-de-la-ocde-2004_9788485482726-es#page2
World Bank, (2000). Corporate Governance: A Framework for Implementation. May 2000. Tomado de: https://documents1.worldbank.org/curated/pt/831651468781818619/pdf/30446.pdf
Prieto, R. (2015). Los Stakeholders y la Responsabilidad Social Corporativa. El Gobierno Corporativo en Iberoamérica. Fundación Instituto Iberoamericano de Mercados de Valores (IIMV). Capítulo 13, 2015.
Zarate,R. Beltran V &Gonzalez,G. (2020). Relacionamiento con stakeholders en el marco de la responsabilidad social empresarial. Vol. 41 (32) 2020 • Art. 20. Revista Espacios. 2020
Comments