Gobierno Corporativo: Organismos supranacionales
- Erich Martinez
- 14 ago 2023
- 8 Min. de lectura
El impacto generado por las crisis financieras y económicas a nivel nacional, regional y global ha llevado a los organismos supranacionales a revaluar no solo su papel respecto de la preocupación e importancia que tiene el Gobierno Corporativo en cualquier empresa o gran corporación, sino también en relación con su papel para fijar posturas claras en relación con su implementación y práctica, no solo en las empresas del sector financiero, sino también del sector real, debido a varias razones fundamentales que afectan tanto a las empresas individuales como a la economía global en su conjunto.

Algunas de las principales razones son las siguientes:
a. Protección de los inversionistas y accionistas. El buen Gobierno Corporativo ayuda a proteger los derechos e intereses de los accionistas y otros inversionistas, pues al establecer prácticas transparentes y responsables, se reduce el riesgo de fraude, corrupción y malversación de fondos en las empresas, lo que brinda confianza a los inversionistas y fomenta la inversión tanto nacional como extranjera.
b. Estabilidad financiera y prevención de crisis. Un sistema de Gobierno Corporativo sólido ayuda a prevenir prácticas de riesgo excesivo y decisiones financieras imprudentes en las empresas, ya que contribuye a evitar crisis financieras y proteger la estabilidad del sistema económico en su conjunto.
c. Mejora del rendimiento empresarial. El buen Gobierno Corporativo promueve una gestión más eficiente y responsable en las empresas. Los consejos de administración bien estructurados y las prácticas de rendición de cuentas claras permiten una toma de decisiones estratégicas más informadas y una mejor planificación a largo plazo, lo que puede mejorar el desempeño empresarial y la competitividad.
d. Responsabilidad social empresarial (RSE). Los organismos supranacionales, junto con otros actores internacionales, están cada vez más preocupados por la RSE y el impacto social y ambiental de las empresas. El buen Gobierno Corporativo promueve una mayor conciencia sobre la sostenibilidad y el compromiso con la comunidad y el medio ambiente.
e. Mejora de la confianza pública. El buen Gobierno Corporativo es vital para mantener y mejorar la confianza pública en el sistema empresarial y en la economía en general, pues la transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para demostrar que las empresas operan de manera ética y responsable.
f. Impulso a la competitividad global. Las empresas que adoptan prácticas sólidas de Gobierno Corporativo tienden a ser más atractivas para los inversores y más competitivas en el mercado global. Así mismo puede ayudar a las empresas a atraer talento, acceder a financiamiento y fortalecer su posición en la economía mundial.
Por estas razones, los organismos supranacionales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Banco Mundial (BM) y las Naciones Unidas (ONU), han promovido y establecido pautas y códigos de buenas prácticas de Gobierno Corporativo en un esfuerzo por mejorar la gobernanza empresarial a nivel internacional y proteger el bienestar económico y social. Es importante tener en cuenta que no existen reformas y mejores prácticas únicas de Gobierno Corporativo aceptadas a nivel mundial. Las diferencias que se puedan presentar son impulsadas principalmente por la legislación, las estructuras corporativas y la cultura del país, lo cual plantea desafíos para los reguladores al momento de adoptar reformas y mecanismos de divulgación económica y financiera, tanto para empresas locales como para corporaciones multinacionales.
En este sentido, las reglas que establecen el marco de implementación y practica del Gobierno Corporativo varían según el problema específico y distingue con base en el contexto, dos aspectos a saber: el Gobierno Corporativo interno a la empresa y el Gobierno Corporativo externo a la empresa.
a. Gobierno Interno. el gobierno interno actúa directamente sobre los agentes que constituyen la empresa (accionistas, gerentes y directores) y sus incentivos.
b. Gobierno Externo. El gobierno externo opera desde fuera de la empresa a través de leyes y reglamentos del sistema legal, los mercados financieros, el mercado de control corporativo y la competencia.
Dicho lo anterior, en un mundo globalizado, con economías interconectadas en lo social, lo económico y político, que supone no solo acuerdos, sino también desacuerdos en estos temas y en donde la búsqueda del desarrollo y crecimiento financiero y económico ha generado profundos impactos en la riqueza, la pobreza y la desigualdad, se han creado espacios de encuentro y discusión global, acerca de la manera como deberían abordarse todos estos impactos y desafíos, a la luz de las lecciones aprendidas, que han dejado para el mundo las distintas crisis económicas, sociales y financieras.
Quizá una de las mayores preocupaciones gira en torno al papel que juega y el actuar del sector financiero a través de las instituciones que lo conforman y el mercado en el que concurren, pues a través de él se canalizan los recursos de los ahorradores hacia la inversión, el consumo y el comercio, lo que contribuye a la intermediación monetaria, la estabilidad y funcionamiento del sistema económico, el financiamiento empresarial, el desarrollo social, la innovación, el desarrollo tecnológico, así como la gestión y transferencia del riesgo. Y no podría ser diferente considerando no solo que muchas de las grandes crisis se han originado en este sector, sino también el aumento de su frecuencia. Como resultado, los gobiernos a través de los diferentes organismos supranacionales y de ellos mismos, se han preocupado por crear, sostener y actualizar una arquitectura económica y financiera global, que procure establecer normas y comportamientos que regulen y sean el marco de actuación de las relaciones entre todos los agentes económicos, políticos y sociales, públicos y privados de los países.
Arquitectura Financiera Internacional
La arquitectura financiera internacional ha sido esencial para facilitar el funcionamiento de la economía global, fomentar la cooperación entre países, apoyar el desarrollo económico, promover la estabilidad financiera y abordar los desafíos globales. Contar con una infraestructura financiera y regulatoria sólida a nivel internacional, ayuda a proteger la economía mundial y a promover el crecimiento y el bienestar de los países y sus ciudadanos. Es por esto por lo que en la búsqueda de desarrollar e implementar estos propósitos, a través de los diferentes espacios multilaterales, regionales y nacionales, se ha estructurado un nuevo orden o arquitectura financiera internacional, que está sustentada en dos pilares fundamentales: un marco macroeconómico y un marco financiero, y que es definida como:
"El conjunto de instituciones, normas (implícitas y explícitas) y comportamientos sobre las que se basan las relaciones monetarias y financieras entre agentes públicos y privados de los distintos países (Fuentes, 2014)".
Esta arquitectura financiera (Figura 1), está compuesta por instituciones que ofrecen financiamiento y administran fondos de forma asimilable a un banco (marco macroeconómico), e instituciones que coordinan las regulaciones nacionales o proponen regulaciones internacionales (marco financiero).
Figura 1.

Fuente: Cerrera, Jorge: “El G20, la crisis y el rediseño de la Arquitectura Financiera Internacional”.
Investigaciones económicas, BCRA, 2009.
Es así como en el marco de la nueva Arquitectura Financiera Internacional (Figura 1), surge en 2009, el Consejo de Estabilidad Financiera (Financial Stability Board-FSB) creado en la cumbre de líderes del G-20, en reemplazo del anterior Foro de Estabilidad Financiera (Financial Stability Forum-FSF), el cual había sido creado en 1999 por el G-7.
El FSB busca coordinar el trabajo de las autoridades financieras nacionales y organismos internacionales responsables de la estabilidad financiera, las instituciones financieras internacionales, el sector de agrupaciones internacionales de reguladores y supervisores y los comités de expertos de bancos centrales, con el objetivo de que sus miembros apliquen un conjunto de estándares financieros denominados 12-KEY, que son doce estándares clave organizados en tres grupos (Varón García, 2012):
• Política macroeconómica y transparencia de datos (3 estándares)
1. FMI (Fondo Monetario Internacional). Política monetaria y transparencia financiera
2. FMI. (Fondo Monetario Internacional). Política fiscal y transparencia
3. Difusión de datos
• Regulación y supervisión financiera (3 estándares)
4. BCBS (Basel Committee on Banking Supervision). Supervisión bancaria
5. IOSCO (International Organization of Securities Commissions). Regulación de valores
6. IAIS (International Association of Insurance Supervisors). Supervisión de seguros
• Infraestructura institucional y mercado (6 estándares)
7. BCBS/IADI (International Association of Deposit Insurers). Resolución de crisis y seguros de depósito
8. BM (Banco Mundial). Insolvencia
9. OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Gobierno Corporativo
10. IASB (International Accounting Standards Boards)/IFAC (International Federation of Accountants)/ IAASB (International Auditing and Assurance Board). Contabilidad y Auditoría
11. CPSS (Committee on Payments and Settlement Systems)/IOSCO. Pagos, compensaciones y liquidaciones
12. FATF (Financial Action Task Force). Integridad del mercado
Es importante tener en cuenta que estos estándares no son imposiciones de los países desarrollados o de estos organismos supranacionales, son simplemente un conjunto de principios que desarrollan mejores prácticas en un tema específico relacionado con la estabilidad financiera y la transparencia en los mercados. No se debe perder de vista como se ha mencionado, que un sistema y una información financiera confiable son esenciales para el desarrollo económico. Es por esto que cualquier desbalance en los sistemas financieros globales requiere un movimiento hacia la convergencia de medidas de Gobierno Corporativo y de reformas regulatorias, que den forma a la estructura de los mercados de capital en todo el mundo, en beneficio de su competitividad y de la protección brindada a los inversores. Ahora más que nunca, la globalización de los mercados de capitales y la demanda de protección de los inversores en respuesta a escándalos financieros en todo el mundo como Enron, WorldCom, Parmalat, Ahold y Satyam, requieren de gran coherencia y uniformidad en las reformas regulatorias y las prácticas de Gobierno Corporativo. Cualquier país que desee ser parte activa en los mercados internacionales deberá hablar el mismo idioma a través de la implementación de estos estándares, creando un entorno y una cultura empresarial de cumplimiento, pues se trata de definir, estructurar y establecer mecanismos de control y salvaguarda para proteger a los accionistas, de las actuaciones realizadas por los miembros del consejo de administración:
“Cuando la propiedad y la gestión de las empresas no coinciden plenamente, habrá potenciales conflictos de interés entre los propietarios y los gestores/administradores” (Arroyo, 2013).
Dicho lo anterior, queda claro que las empresas y las grandes corporaciones, si bien atraen a los inversores con la expectativa de proporcionarles ganancias económicas, siendo estas en muchos casos una base para evaluar la eficacia del ejercicio del poder corporativo, los inversionistas, ahora como accionistas, no solo se preocuparan por la rentabilidad, sino que tanto ellos como el Estado tendrán preocupaciones que enfrentar relacionadas con la diligencia, la buena fe, la honestidad, la transparencia y la rendición de cuentas de quienes ejercen el poder, es decir, directores, funcionarios, accionistas dominantes y, en algunas situaciones, partes interesadas como sindicatos, banqueros, proveedores importantes y/o clientes, cuyos determinantes básicos de su poder están dados por las leyes nacionales y estatales (o locales), los estatutos corporativos, los requisitos de cotización en bolsa, los reguladores y las partes interesadas influyentes. Ese entorno y relacionamiento como ya es sabido genera conflictos y por lo tanto, es ahí y ahora en donde se debe actuar con contundencia y rigor para resolverlos, es decir, se deben establecer claramente los mecanismos que permitan observar cómo se identifican, manejan, median y/o comunican estos conflictos entre las partes, con la voluntad y la capacidad de hacer que los involucrados rindan cuentas y/o tomen medidas correctivas y/o preventivas.
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